CONFESIONES…

...AHORA QUE HACE 41 AÑOS DE TODO.

Llega un momento en la vida de los escritores en el que, de repente, sienten una gran necesidad de contar sus pecados inconfesables. Los que rozamos los 60, y andábamos entonces por los 18, teníamos una tendencia innata a ocultar nuestras debilidades. Había demasiados tabúes. Los que nos movíamos en círculos progresistas ocultábamos nuestros vicios. Me ha costado 40 años entender que no eran tales. Para mi ha sido muy importante la opinión de mi admirado Javier Marías ("Tu rostro mañana"). Confesaba Javier en su último artículo en EPS que le gustan las series "yankees" Mad Men y los Soprano, así como la española Los Serrano. Yo he llegado a llorar de risa con Seinfeld (¡como la hecho de menos!)…bueno, Javier…¿y qué?. Continuaba Marías contando que escuchó música de grupos irlandeses infames por el simple hecho de que le gustaban a Bob Dylan. Igualmente le costó muchísimo confesar a sus amigos del Café Gijón que le encantaba el futbol.

!Cuantas coincidencias, maestro! Yo escuché todas las canciones que pude de Woody Guthrie, simplemente porque era el ídolo de Bob. ¿Te suena? Si aquel viejecito vaquero que tocaba un banjo en polvorientos antros de Minnesota. Ya sabes, uno siempre busca complicidades. Yo también oculté, como tu, que me gustaba el futbol ( el futbol…¡que vulgaridad!, decíamos), concretamente el Real Madrid, el equipo del régimen, doble pecado. Pero me encantaba el juego preciosista de sus jugadores "ye-ye": Serena, Velazquez, Pirri, Grosso, igual que puede gustar la belleza del futbol del Barça de ahora. El futbol, como la religión, era el opio del pueblo, su anestesia política.

Contabas en el EPS que tu buen amigo Arturo [Pérez Reverte] se sinceró contigo diciendo que leía por las mañanas prensa del corazón mientras bebía una Coca Cola. Yo disfruto, siempre que puedo, de las maravillosas fotos del HOLA. ¿Qué hay de malo en ello?

Aunque no soy escritor, sólo escribo modestos relatos cortos para mis nietos y para mis "numerosísimos lectores"-¡¡¡ 35 ó 36!!!- de mi BLOG, sí soy de vuestra generación, y también me dejé llevar por ese, digamos, "infantilismo de izquierdas", ese exceso de intelectualidad continua y paranoica. Esperé pacientemente a cobrar mi primer sueldo para adquirir obras musicales y literarias de mis ídolos. Los amigos esperaban que me lo gastara todo comprando LP's de Dylan, Brel, o las obras completas de Zola. En su lugar me compré una colección, tapa dura, de "Las Aventuras Completas de Capitán Trueno", recién editada entonces por Bruguera. Colección lamentablemente perdida en uno de mis frecuentes cambios de domicilio. El resto del sueldo lo mandé íntegramente a mis padres: éramos tan gilipollas.